martes, 10 de julio de 2012

EN PIE DESDE EL VÉRTIGO


 Cada mañana es la misma historia. Ella prepara la comida de su hijo y su marido. Ambos son Rafael, y ambos trabajan juntos en la mina. Es la misma rutina diaria. Pensamientos silenciados en torno a la mesa, inquietudes posadas en el café que jamás verán la luz, miedos ocultos untados en mermelada.

El desayuno terminó y han de irse. Cada mañana la misma historia. Hace muchísimo tiempo que los reproches murieron por eso ahora apenas nacen en sus labios ella los reprime amargamente.

Ella los conduce al trabajo. Su mirada los ve partir, ser engullidos por el pozo que los dirigirá hasta las entrañas de la tierra. Es la misma rutina diaria. Acábatelo todo, no dejes nada de la comida, hijo. Musita en silencio que vuelvan, Dios mío, mientras se queda de pie, como cada día, desde el vértigo de su vida.

2 comentarios:

  1. Enorme habilidad para transmitir las sensaciones internas de la mujer.

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    1. Gracias por el comentario. Los personajes secundarios no siempre lo son y también sufren.

      Félix

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