sábado, 7 de julio de 2012

MUERTE EN LA TIERRA


La mina vacía me ofrece su garganta oscura con sus paredes de bombillas apagadas. Observo los raíles fríos de una vía muerta. El ruido lejano de un montacargas irrumpe desde lo más profundo. Una lágrima de añoranza, desciende de mi rostro. Cae y se entierra en recuerdos de un glorioso pasado. El ruido es cada vez más cercano. Las cajas de dinamita guardan vacías a mi izquierda. Un casco duerme arropado por su propia sombra. La vida en la mina hace tiempo que desapareció. Se la llevaron a otros siglos, a otros lugares. Ahora no es nuestra, ya no nos pertenece. Hubo un tiempo que lo fue, antes de la marcha negra. Antes de que todo acabara. El montacargas se detiene al final del túnel y la puerta se abre. Una vagoneta vacía me busca. No voy a huir. Esta vez no. El humo del montacargas me envuelve. Toso continuamente desde hace un tiempo. Ahora, ya no tiene importancia. Me dejo llevar por la vagoneta hacia la oscuridad, mi sudario en estos últimos años y, que un buen día, alguien decidió arrancarme, dejándome desnudo e indefenso. Mi último exabrupto es engullido por la oscuridad de una mina cerrada. Una más.

1 comentario:

  1. La mina convertida en sepultura. No des ideas, no des ideas...
    Qué bien, Marcel, verte por aquí.

    Un abrazo

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